La anécdota la conocen muchas de mis amistades, pero vale la
pena contarla una vez más. A saber:
Corría el año 2006 (creo). Las hojas de los árboles tendían
una alfombra amarilla sobre las calles paranaenses, transformando a los
transeúntes en invitados de honor al otoño (párrafo descriptivo que siempre me
exigieron en Redacción).
Me acerco a una librería ubicada en la peatonal de Paraná
(no voy a decir que era Klaxika). El contenido de mi humilde billetera
reclamaba ser gastado en bizcochos y no en algún libro de la mesa de ofertas
que nunca leería. No me importó y entré.
Después de mucho revisar (treinta minutos, aproximadamente)
encuentro el siguiente libro.
El libro se llamaba PERFILES. La autora era la querida
locutora Betty Elizalde. Se trataba de una recopilación de entrevistas en tono
intimista que ella había realizado en un programa que tenía en Radio El Mundo.
Entre las figuras entrevistadas por Betty, estaban Roberto Fontanarrosa,
Eduardo Galeano, Chavela Vargas y otros.
A la edición, la acompañaba un bonito CD que contenía
fragmentos de esas entrevistas. Me gustaba que el libro más el CD vinieran en
una bolsita (iluso). Pero pensé que los cincos pesos que tenía en la billetera
para gastar allí no iban a alcanzar (esa cifra era lo que había calculado que
me quedaba si a la plata que tenía le descontaba el pasaje de vuelta en el Fluviales
a Santa Fe).
Me acerco a la chica que atendía y le pregunto cuánto salía.
“Cinco pesos”, me contesta. Me
entusiasmé: “Ehhh… bueno, lo llevo”, dije disimulando.
Salí de la librería. Faltaba mucho para entrar a clases. Así
que me senté en un banco de la peatonal y abrí la bolsita en la que venía el
libro. Ahí descubro más personajes interesantes que fueron entrevistados y el
CD en perfecto estado. “Qué buena compra”, me dije.
Entusiasmado, seguí hojeándolo. Leí un fragmento de la
entrevista a Fontanarrosa y confirmé que me iba a entretener leyéndolo. Revisé
el librito del CD, el cual tenía 58 tracks. Cada track estaba identificado con
el nombre del entrevistado, una palabra o frase que describía de qué se hablaba
en ese fragmento y la página del libro en donde estaba (para seguirlo con la
lectura y el audio). Además, había tracks con voces de otros entrevistados que
no figuraban en el libro. Entre ellos… Abelardo Castillo.
Sigo revisando y aquí llega lo más interesante: En las
primeras hojas del libro, veo que yo no era el primero que lo había tenido en
sus manos. En la segunda hoja (no en la hoja en blanco del principio, sino en
la siguiente, donde figura el título del libro) veo que había algo escrito en
birome. Era claramente una dedicatoria.
La foto que lo demuestra es la siguiente:
Me detengo en ella y para mi asombro dice:
Querido Abelardo:
Hablar sí! Escribir me da pánico!
Besos.
Betty
Confieso que me agarró cierto nerviosismo. Tenía un libro
que había sido dedicado por la propia autora. Pero lo peor es que todavía no
caía en la cuenta de lo que ustedes seguramente ya habrán descifrado: el libro
estaba dedicado a Abelardo Castillo.
Es cierto: no dice “Castillo”. Pero nadie pone el apellido
del destinatario cuando dedica algo. Además, hay una clara referencia a la
escritura en esas palabras.
Sonreí, lo guardé en la mochila y me fui a clases.
No quiero decir que Abelardo Castillo sea un mal tipo. Tal
vez nunca le llegó el libro. Pero lo dudo. Tal vez se ofendió porque su
entrevista no salió en el libro, sólo en el CD. No lo sabremos. Igualmente, no
quiero crear una polémica entre la locutora y el escritor. Piensen ustedes lo
que quieran sobre la ética del Sr. Castillo.
Pero al libro lo conservo como testimonio de la magia de la
lectura. De cómo un libro dedicado por la autora a un gran personaje de la
literatura en Buenos Aires, llega a las manos de un pibe en Paraná que lo
compra en una mesa de ofertas porque tenía poca plata (seguramente si tenía
más, me hubiese comprado otro) y descubre algo que lo fascina.
Me quedo con PERFILES en mi biblioteca.
Y a vos, Abelardo Castillo, cuando quieras te lo presto.
Te perdiste un libro hermoso.
1 comentario:
genialidades si las hay.... a montones
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